miércoles, 18 de marzo de 2009

Castillo de bélgica


A 10 kilómetros al sur de Bruselas se encuentra uno de los edificios más bellos y sugerentes de la región. Estamos hablando del Castillo de Beersel, construido en el siglo XIV y rodeado por un estanque.

La primera vista del mismo os dejará impactados. Una auténtica mole de ladrillo rojo, diríamos que casi inexpugnable, y en el que se han librado importantes batallas en la historia de Europa. Os lo enseñamos, como no podía ser menos.

El Castillo de Beersel representa uno de los pocos ejemplos de un castillo fortificado de la Edad Media en perfectas condiciones de conservación. Prácticamente se puede ver el mismo castillo que se levantaba en el siglo XV. Fue construido entre 1300 y 1310 para proteger la entrada sur a Bruselas. Desde estas fechas hasta 1489, fue sitiado y saqueado en numerosas ocasiones en su misión defensiva. Desde entonces, varias han sido las ocasiones en las que ha necesitado restauración. Precisamente en una de las torres se aprecia la fecha de una de ellas, 1617.


El castillo, con sus fosos, sus altas y gruesas murallas y sus macizas torres, fue una fortaleza casi inexpugnable. Los atacantes no podían intentar asaltarlo por la fachada sur, donde se erige un enorme estanque, con lo que solían intentar tomarlo por la fachada norte, lugar donde las murallas eran mucho más recias. La idea de su construcción partió de Godfried van Hellebeke con la ayuda de Juan II, duque de Brabante. En el primer piso de la tercera torre se puede ver aún el escudo de armas de Juan II.

Amén de servir como defensa a la ciudad de Bruselas, también se convirtió en salvaguarda de los monjes belgas durante las guerras de religión que asolaron el país en el siglo XVIII, o en una fábrica de algodón en 1818. Todo ello provocó que comenzara a perder parte de su buen estado, llegando a derrumbarse buena parte de los techos de sus habitaciones. Hasta que en 1928, Pelgrims de Bigard fundó el Club de Amigos del Castillo de Beersel, quienes consiguieron comprar el castillo y restaurarlo de inmediato.

Reconstruyeron con verdadera precisión todo lo que se había venido abajo para que hoy, nuestra visita pueda convertirse en un auténtico viaje hacia la Edad Media. Entrar en él o simplemente acercarse a sus murallas es revivir las épocas de caballeros y damas, batallas y asuntos de palacio.

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